
Hubo años de inocencia,
en los que la Navidad
no eran compromisos
ni falsos deseos de felicidad.
¡Qué hipócrita pedir paz
cuando la guerra está en la mesa!
Y las hostilidades pesan
y el vino habla de más.
Esas guerras no son más,
que reflejo de esos huecos
de esos platos,
de esas sillas,
de esa comida de más,
de todos los que faltan
el día de Navidad.
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