martes, 14 de noviembre de 2017

9:04



Martes de rutina,
enlatados cual sardinas,
súbete que cabes
y si no pierdes el día.

Paradas con historias,
paradas sin memoria,
paradas que echan en falta,
al que falta en su rutina.

Primera parada: colegios.
Abuelos y niños bajen,
ya se acabó su viaje,
pórtense bien,
no se diviertan,
que ya saben:
La letra con sangre entra.

Segunda parada: institutos.
Bájense intentos de adultos,
llévense las hormonas,
dejen los bostezos
y las risas
y las ganas.
No, aquí no hace falta
nada de nada.

Tercera parada: módulos.
El turno de los que valían,
Pero ya no, les echaron,
no eran iguales,
eran distintos
y eso,
sí que no se podía.

Sufro en cada tercera parada,
Con esas almas que suspiran.
Pues muchas de ellas creen
que ya no pueden,
que ya no quieren,
que ya no valen.

Pero tú, que creciste rápido
y a ti qué memorizar te aburre.
Tú puedes, tú quieres, tú vales.

No es malo aprender distinto,
No es bueno aspirar a sardina.
Enlátate aspirando alto
y llévate las ganas,
no olvides las risas.
Y, sobre todo, aprende,
aprende mucho,
como quieras 
y no como te digan.

Querida tercera parada,
no les dejes enlatados en la línea 5.
Impúlsales a soñar
y a volar bien alto.

Ellos saben que quieren,
yo, te aseguro que pueden,
y sin pensarlo ni un momento, 
yo te juro que valen.

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