miércoles, 15 de julio de 2015

A veces



                Tan sencillo que a veces es difícil, tan complicado que otras la solución es fácil. Tú coraza y yo corazón, a veces viceversa, a veces los dos. Tantas veces distintos, otras veces iguales, siempre buscando, a veces encontrando, otras muchas luchando por un trono sin dueño (y con sueño). Pídeme la luna, que yo no te la bajo, que a mí me gusta ahí arriba y a ti te gusta en el charco. Vérsame, como no lo ha hecho nadie, estúdiame sin sacar conclusiones, búscame que me encuentras, piérdeme el miedo.

                ¡Ábrete sésamo! ¡Ábrete desde dentro! Que contigo no hay llaves que valgan. Junto a ti los cerrojos, para variar, están echados, vives preparado para que no te pillen pero a mí me gusta el riesgo de pensar que me pueden pillar, menos cuando nos pillan. Píllame con sonrisa de tonta cuando hago alguna travesura, y si no es mi sonrisa te lo dirán mis ojos, con ganas de hablar. Travesura realizada y se cerrarán.

                 Escribiendo… Leyendo… Queriendo… Pensando… Dudando… Temiendo… Llorando…

                El miedo cierra la puerta, no te quiere dejar entrar,  el dolor cierra las ventanas,  no vaya a ser que me pueda escapar. Mi caja de muñecas se vuelve cárcel y yo aquí dentro no puedo bailar. Lucho contra el miedo, contra el dolor y se queda abierta de par en par. Cual niño pequeño observas sorprendido las vueltas del azar, deja de mirar,  dame cuerda y, si puedes, libérame de mi verdad. Había nacido para vivir, intensamente, para amar, para ayudar, servir, dar, sentir, correr, huir, sanar. Nací para ser infinit(iv)a en una vida, una de las de verdad.

                Tan fuerte que a veces es fácil, tan débil que a veces es difícil. El camino es difícil pero el camino es contigo y si vamos en gerundio, seremos infinit(iv)os. 

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